Vimes nunca se había llevado bien con ningún juego que fuera mucho más complicado que los dardos. El ajedrez en concreto siempre le había irritado. Era la estupidez de que los peones marcharan a masacrar a sus congéneres mientras los reyes holgazaneaban lo que siempre le ponía de los nervios; si tan solo los peones se unieran, y tal vez convencieran a las torres, el tablero entero podría ser una república en una docena de jugadas.
Zas
Zas
La familia de Vimes siempre he tenido tendencias un poco republicanas...
ResponderEliminarLas hachas tienen algo incontestable. Pero matas a un solo rey de las narices y todo el mundo te llama regicida. Tampoco es que lo tuviera por costumbre ni nada parecido…
Pies de barro