Quería irse a casa. Tenía tantas ganas que la mera idea le hizo temblar. Pero si el precio era vender a hombres buenos a la noche, si el precio era llenar aquellas tumbas, si el precio era no luchar con todos los trucos que conocía... entonces era demasiado elevado. No era una decisión lo que estaba tomando, eso lo sabía. El proceso tenía lugar muy por debajo de las zonas del cerebro que tomaban decisiones. Era algo intrínseco. No existía ningún Universo en cualquier parte donde Sam Vimes cediera a aquello, porque si lo hacía ya no sería Sam Vimes
Ronda de noche.
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Imágen obtenida aquí |
Un saludo.
Sin lugar a dudas el mejor personage de la Guardia de la ciudad
ResponderEliminarY para el combate cuerpo a cuerpo, como sargento vuestro de mayor rango que soy, os prohíbo explícitamente que investiguéis el amplio surtido de palos, porras negras y nudilleras de metal que vende la señora Buencuerpo en la calle Tranquila número 8, con una gama de precios y tamaños adecuada a todos los bolsillos, y si alguno de vosotros acude a mí en privado, no pienso hacer ninguna demostración en absoluto de una varieda de golpes especializados para esos instrumentos tan útiles aunque peliagudos.Ronda de noche